¿Te preocupas por las relaciones interpersonales de tus empleados? Como empleado, ¿sientes que tienes un proyecto en la empresa para la que trabajas? Hoy, te hablo de uno de los factores más importantes dentro de una empresa: el humano.
El factor humano de una empresa
Cuando las cosas van bien en una empresa, se nota. Y ya no hablo de resultados, ventas, beneficios que solo aumentan, teléfonos que no dejan de sonar y una agenda más ocupada que la del Ministro de Sanidad. Hablo de otra cosa. Porque para escuchar ese teléfono, para tener esa agenda o ver esos beneficios, primero se notan otras cosas. Se nota el buen ambiente, se notan las ganas. Se nota que la gente no va a trabajar: va a cuidar de un proyecto.
Hoy, aquí, vamos a hablar de eso, del factor humano de todo negocio, de lo que mueve una empresa y la impulsa hacia adelante. De lo importante que es olvidarse de ser jefe para convertirse en líder.
¿Eres jefe o líder?
Según la RAE, un jefe es «la persona que tiene autoridad o poder sobre un grupo para dirigir su trabajo o sus actividades». Y, ¿un líder? Un líder es aquella persona que, al gestionar un equipo o grupo de personas, es capaz de influir, motivar y hacer que esas personas trabajen con entusiasmo hacia la consecución de logros, metas y objetivos.
Las diferencias entre ambas figuras están claras. ¿Qué quieres ser tú? O ¿quién prefieres que te dirija o guíe? ¿Un jefe o un líder? ¿Cómo quieres que piensen en ti tus empleados cuando hablen de su jornada laboral en su círculo más cercano? ¿Quieres ser la persona que no deja de ordenar o aquella que sabe motivar y acompañar a su equipo como uno más?
No debemos olvidar que cada una de las personas que componen el equipo de una empresa es una pieza que da valor añadido a la marca. No marca como logotipo, eslogan o colores corporativos, sino marca como valores, acciones y motivaciones.
Que todos y cada uno de los empleados estén (y se sientan) integrados de forma activa en el proyecto común que es esa marca es algo fundamental. Tan fundamental como que tengan su propio proyecto personal: ese que les motive a seguir superándose y formándose día a día, tanto dentro como fuera de la empresa.
¿Cómo ser un buen líder?
Sin empleados formados, motivados y bien pagados… no hay ni clientes, ni empresa. ¿Por qué digo que no hay clientes? Porque cada empleado tiene un resultado directo en la consecución final de los objetivos; si un empleado no está plenamente integrado en el equipo, el producto o servicio que finalmente llevemos al cliente va a notar esa carencia.
Si un empleado se siente a gusto e integrado tanto con su papel dentro de ese proyecto común como con el resto del equipo, siempre lo dará todo. Porque, como ya decía antes, no sentirá que está trabajando, sino que está construyendo su propio proyecto al tiempo que toma partido en algo más grande. Por tanto, como líderes, tenemos que poner nuestro foco en que nuestro equipo se sienta agusto, motivado, conozca su papel y sepa cómo desempeñarlo, y en que sus componentes construyan relaciones interpersonales sanas entre sí.
¿Cuándo sabes que eres un líder y no un mero jefe? Cuando no necesitas pedir a tus empleados que lleven a cabo sus labores, sino que son ellos mismos, por voluntad propia, los que las llevan a cabo, cuando se convierten en el motor mismo de la empresa.
Antes de acabar, me gustaría recalcar lo importante que es (aunque ya ni siquiera diría importante, diría que es crucial) que las personas que integran el equipo tengan ciertas habilidades digitales, sobre todo en base a las nuevas tendencias en los hábitos provocadas por el hecho digital. Y aquí voy a ir más allá: apostemos por la gente joven. Son impulsores innatos de las herramientas y la innovación digitales. No temen el cambio digital: son el cambio digital. Y ahora, y desde hace ya un tiempo, eso es precisamente lo que necesita cualquier empresa: ganas de adaptarse a la digitalización.
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