Hoy queremos hablarte de lo que hace que ese posicionamiento sea tan importante, y en qué debemos apoyarnos para que sea favorable a lo que queremos transmitir como marca.
¿Está tu marca correctamente posicionada?
Cuando pensamos en una persona, cualquier persona, la asociamos a un concepto muy determinado, que se basa, sobre todo, en las ideas que nos formamos de ella cuando la conocimos o la vimos por primera vez. En base a esas ideas, contaremos con esa persona para unas cosas u otras. Por poner ejemplos: están las personas a las que siempre acudes con tus confidencias, las que te alegran una tarde de copas, esas con las que sabes que puedes escaparte un fin de semana a hacer escalada, o con las que siempre vas al cine porque jamás interrumpen a mitad de emisión con una de sus descabelladas teorías…
Estas decisiones se toman de forma inconsciente, porque son cosas que hemos aprendido a lo largo de nuestra relación o trato con esas personas, y dependen, sobre todo, de lo que cada una de ellas nos transmite. Pues bien, con las marcas sucede exactamente lo mismo. Como siempre, hablo de marca como concepto que engloba absolutamente todo lo que esta implica, no solo el logotipo y sus colores corporativos. Hablo de valores, de lo que implica consumirla, de cuál es su posición en el mercado, cómo hace sentir a sus consumidores.
Pero volviendo al tema… Cada marca nos genera un sentimiento muy concreto y distintivo. Algunas representan nuestra infancia, otras nos transportan a momentos decisivos de nuestra vida, otras nos producen rechazo, otras nostalgia, algunas incluso alegría, tristeza, gozo.
Sea cual sea esa emoción que tenemos asociada a una marca, y sin que nos demos apenas cuenta, será lo que determine cómo nos comportamos y cómo interactuamos con esa marca en cuestión. Y es que, cuando elegimos una marca sobre otra, estamos, sin darnos cuenta, valorando cuestiones como: ¿Es de mi entorno geográfico? ¿Me siento identificado con lo que proclama a través de la publicidad? ¿Qué valores me transmite? ¿Me veo reflejado en esos valores? Y esto, en última instancia, se traduce comercialmente no solo en que me gusta la marca, sino en que DESEO la marca, lo cual es sinónimo de ventas.
Por tanto, lo que cualquier empresario tiene que preguntarse es: «¿Cuál es la posición que ocupa mi marca en la mente del consumidor?».
Al final, la clave siempre es la misma: los clientes, el epicentro de todo, la razón de ser de cada empresa. Así que, ¿te has hecho esa pregunta alguna vez? ¿Sabes cuál es la posición que ocupa tu marca en la mente del consumidor, tu consumidor? ¿Te favorece? ¿Es la que desearías tener? Si la respuesta es sí: toda mi enhorabuena y no dejes de trabajar en esa dirección. Si la respuesta es no… ya sabes dónde tienes que focalizar tus esfuerzos.
Posiciona tu marca
Para conseguir la imagen o posicionamiento que deseamos en el mercado, debemos entender cuáles son las necesidades de los cli entes, qué logros quieren alcanzar y qué problemas que están teniendo para conseguirlos. Una vez sepamos esto, tratemos de dar solución desde el interior de nuestra empresa a lo que hemos visto que necesita el Cliente.
Y por eso es tan importante el posicionamiento de marca dentro del mercado, porque trabajar en un producto o servicio desde nuestra empresa sin poner el foco en el Cliente es trabajar a ciegas.